Piense en su diseño. Es decir, en el gráfico ¿Qué ve? Ve cosas que tienen color. Cada una de esas cosas que tienen color es su naturaleza, es la predisposición genética para su posible singularidad. Pero la mayoría de las cosas que están ahí son de color blanco. Están en blanco; centros blancos, puertas blancas, canales blancos. Simplemente están en blanco, no están vacíos, no están rotos, no necesitan ser fijos. Son metáforas gráficas de los receptores. Somos en su mayoría receptores. Y a lo que somos más receptivos, a parte de al programa en sí, es al otro.
Porque tenemos un imperativo biológico, un imperativo que dice lo que hay que unir, que tenemos que aparearnos, que debemos reproducirnos. Esto es algo que está profundamente arraigado en la genética de la especie. Esto es algo que, en la mayoría de los casos, manejamos con impotencia.
La belleza del Diseño Humano comienza con algo muy simple. Es la superficie del conocimiento. La superficie del conocimiento dice que puedes funcionar correctamente en este plano si tomas tus decisiones al margen de la mente y le das al vehículo su estrategia y autoridad. Es decir, eso es lo que es tu vehículo, una inteligencia increíble que está aquí para operar en este plano y operar con éxito. No es que estemos aquí para hacer caso omiso a los receptores, porque después de todo es lo que es la vida. Esta es la forma en la que nos conectamos a la vida. Es la forma en la que nos conectamos al ser. Es la forma en la que nos conectamos a todo.
Una de las cosas básicas que se aprenden en Diseño Humano es que lo que te condiciona en el inicio, se convierte en sabiduría cuando llegas al otro lado del proceso. Porque después todo somos receptores. Cuando usted está buscando en su diseño todas las cosas que están con color, puede pensar en esto como lo estudiado y todo lo que está en blanco es donde usted va a la escuela. Son las cosas que usted tiene que aprender en la vida. La mayoría de los seres humanos, la gran mayoría de la humanidad, está simplemente abrumada en la parte que van a la escuela. Se pierden allí. Crean lo que podrían ser, podrían ser …, y se han ido perdiendo todos, porque es muy fácil perderse en el condicionamiento.
Si hay algo a entender en la mecánica es esto, que la mecánica puede liberar el espíritu, porque en el momento que tú ves la mecánica, en ese momento, tú puedes liberarse de la gran maldición de todos los vínculos. La gran maldición de los vínculos es “tienes que ser diferente”. Eso si, si tan solo pudiera ser como tal, o podría ser así. Si solo le iba a cambiar. Si solo me prestase más atención. Si solo pudiésemos hacer esto o aquello. Si solo pudiésemos ser como esto o aquello.
En el momento en que te metes en la mecánica, todo esto se vuelve impotente. La única cosa que te protege en términos de las relaciones en tu vida no es como es la relación sino como llegó hasta allí. Porque si no llegó correctamente siempre está habiendo un mantenimiento. Siempre lo primero que se debe entender acerca de la mecánica es que cuando se llega a ver, todo lo que puedes hacer es salir “OH, dios mío”. Bueno está bien. ¿Qué voy a hacer? nada, porque no es culpa de nadie. No se trata de culpa. Las relaciones se construyen sobre esas pequeñas cucharadas de culpa que se almacenan de una forma segura. Estos son conceptos acerca de la forma, sobre lo que alguien se supone que es.
Fuente: Una transcripción del Evento del Día de San Valentín por Ra Uru Hu, el 14 de febrero de 2010. Traducido del inglés al español por Mª Carmen Ruíz Molina y Rashna Manero.
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